martes, 17 de mayo de 2016

Nubes y claros



- No me siento muy orgulloso de cómo me han ido las cosas en los últimos años.

- Me despierto sin nadie cerca demasiadas veces como para que algunas mañanas esto no llegue a afectarme más de lo que me gustaría.

- Si vas conmigo en el metro, más vale que hables bajo porque odio que la gente que no conozco escuche mis conversaciones. Si notas que mi volumen es muy inferior al que estás usando, seguramente sea por algo.

- Aun así, sé que con el tiempo estoy hablando cada vez más bajo pero me da igual. Lo que sí estoy trabajando, por petición popular, es lo de no caminar tan deprisa.

- Me inunda la tristeza cuando no tengo ningún viaje en mente, cuando no sé lo que tardaré en volver a ver el mar o hacia dónde irá mi próximo avión.

- La mejor pasta que he probado es la que cocino yo. Y cualquiera que piense lo contrario no tiene ni idea.

- Cada vez tengo más claro lo imprescindible que es la ilusión en la vida. Tanto, que creo que es más importante que el amor para ser feliz.

- Hace mucho tiempo me dijeron que yo era el chico que toda madre querría para su hija, cosa que hoy... me hace mucha gracia.

- Pienso que eso de "Al final cada uno tiene lo que merece" es la mentira más peligrosa que uno puede llegar a creer.

- No sirvo para estar muy encima de ningún/a amigo/a, lo cual ha hecho que hoy mis amistades sean pocas y poco convencionales (estén aquí al lado o a 416 km). Tampoco me gusta que la gente esté demasiado pendiente de mí, lo cual ha hecho que hoy muy pocas personas sepan cosas realmente importantes de mi vida o de mi forma de ver las cosas.

- Amo los letreros de neón. Profundamente.

- Te sorprendería lo poco interesante que me parece una persona que escribe con faltas de ortografía o que no siente amor por la música, el cine o la literatura.

- Si me sacas el tema de la comida, podremos estar horas hablando.

- Cada vez valoro más lo que dice una mirada y cada vez soy más escéptico con lo que dice una pantalla.

- Hay algo mal en mi cabeza que me hace confundir constantemente las palabras "Febrero" y "Agosto", lo cual provoca dos cosas: que me esfuerce en no equivocarme cada vez que las use y que mi margen de error a la hora de quedar en algo con alguien sea de hasta seis meses.

- No me interesa alguien que piense que no puedes enamorarte de una persona mirándola a los ojos cinco segundos, o que no puedes querer irte al fin del mundo con quien has pasado sólo un rato.

- En general, cada vez duermo peor y tiendo a comer demasiadas cosas poco sanas.

- Todavía no he aprendido a separar personas de canciones.

- Soy asquerosamente escrupuloso con los cubiertos y los vasos que utilizo.

- Si vas a pasar tiempo conmigo, es vital que sepas que mi memoria es imprevisible: sólo tendrás que decirme una vez tu cumpleaños, pero habrá cosas importantísimas que mañana deberás repetirme.

- Me cuesta conocer personas nuevas y no empezar a pensar en cuándo se irán.

- Si no sólo sabes cuál es mi disco favorito sino que además te lo he regalado alguna vez, estás oficialmente entre las personas más especiales que he conocido en mi vida.

- Una de mis mayores habilidades en esta vida es la de valorar las cosas buenas sólo cuando se han acabado y ya no las puedo disfrutar.

- No sé si sé mucho o poco del amor. Pero sí lo suficiente como para tener claro que si enfrente está la persona adecuada, da igual un McDonalds que el restaurante más exclusivo de la ciudad. También me alcanza para saber que si crees que la edad o el dinero son razones para no estar con alguien, seguramente no hayas querido de verdad a nadie en tu vida.



(Diego García B.)


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