- Mido 1 metro y 84 centímetros. Puede parecer mucho pero no lo es, de verdad. A mí al menos todavía no me ha servido para alcanzar algunas de las cosas que siempre he deseado. Ni siquiera saltando, así que al final puede que acabe reconociendo que los puntos de apoyo quizá no estén tan mal.
- Peso 71 kg. A veces me encanta que sea así y otras me parece demasiado poco. Decidirme por una u otra opinión no me serviría de nada, la genética se empeña en demostrarme que esta cifra tiene poco margen de cambio.
- Calzo un 44. Y esto sí que debe de ser mucho porque no hay duda de que piso demasiados charcos. Y lo peor es que hay algunos cuya profundidad no llego a conocer hasta que no tengo el pie bien dentro.
- Tardé poco más de 5 años en sacarme los 5 cursos de mi carrera. No me sirvieron para aprender todo lo que me habría gustado, pero sí para sacar 3 matrículas de honor en otras tantas asignaturas tan importantes que no recuerdo ni sus nombres. También para tener el absurdo honor de haber aprobado 19 asignaturas en el último año; absurdo porque si en ese curso tenía tantas por aprobar significa que igual hubo algo que no hice muy bien en los años anteriores. Pero la gente, en lugar de darse cuenta de esto, suele preferir asombrarse y decir: “¡Hala! 19…”.
- Siempre me ha dado un poco de miedo pensar en cuántos amigos de verdad tengo. Y odio la expresión “mejor amigo/a”, pero hay dos de mis amistades por quienes haría cualquier cosa, y ellos lo saben. Que sean felices es uno de mis objetivos personales, y si nunca se lo he dicho se estarán enterando ahora mismo. En algún caso, hasta coloreo su felicidad de atardeceres naranjas, playas calmadas y sabores dulces. Otras veces, no huele a mar.
- He jugado en tres equipos de fútbol. En toda mi vida, sólo he tenido dos lesiones serias. La parte mala es que ambas ocurrieron en el mismo partido. Y la parte irresponsable es que ese día seguí jugando hasta el final.
- Podría escribir aquí el número exacto de noches que he pasado sin dormir en una habitación de hospital. Pero perdí la cuenta, señal de que han sido demasiadas. Suficientes como para enseñarme a entender la vida de una forma distinta a como lo hacía antes. Cada noche me trae a la memoria lo lentas que pasan las horas en otros lugares que no están tan lejos, y también lo cerca que estamos de perder cosas sin las que no estamos acostumbrados a vivir.
- La miopía y el astigmatismo se han quedado a vivir en mis ojos en forma de varias dioptrías: concretamente 3’25 en el derecho y 3’50 en el izquierdo. Al menos están bien repartidas.
- He estado en cuatro países: España, Túnez, Italia e Inglaterra. Y tres veces en Santander, la ciudad de la que nunca me voy y a la que siempre regreso.
- Vivo en el piso 3 del número 6 de alguna calle madrileña.
- Tengo dos hermanos que son simplemente imprescindibles para mí. Junto con mis padres, hacen que sumemos cinco en casa, aunque puede que este número no dure mucho. El que sí deseo que se mantenga es el de mis tres abuelos, los únicos que he llegado a conocer.
- También tengo dos “hermanas” gemelas con las que mantengo una relación que algún día debería ser objeto de estudio.
- Uso 6 perfumes diferentes, pero últimamente me siento mejor con One Million, de Paco Rabanne.
- En mis montañas guardo 12 películas de Woody Allen, 8 discos de Quique González y 6 libros de Murakami. De entre esos libros, hay uno que tengo en 3 idiomas.
- En mi reproductor de música hay hoy 5.349 canciones dando vueltas, aunque algunas suenan casi a diario. Si le doy a “Reproducir todas las pistas”, la primera es "Amor" se escribe con llanto. La última es もう少し自分のこと、きちんとしたいの. Preciosas las dos.
Lo que no hay en mi vida es dieces... Me cuesta encontrarlos, y por eso me sentí tan mal cuando hace unos días alguien volvió a incluir la expresión “chico 10” al hablar de mí. Nada más lejos de la realidad.
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