Hace mucho tiempo, en la región de
Renania comenzó a contarse una historia acerca de las vidas que
nunca vivimos.
En una de las impredecibles curvas del
río Rin, se encuentra una enorme roca contra la que de noche
chocaban los barcos pesqueros con frecuencia, provocando miles de
muertes cada año. La tragedia era tal, que las gentes de la zona
comenzaron a atribuir el desastre a un ser mitológico que habitaba
en aquella roca.
Y así fue como en las aldeas y los
bosques de la región comenzó poco a poco a hablarse de Loreley, una
preciosa sirena que enamoraba a los pescadores con canciones que
hablaban de un mundo de belleza incomparable y de lo felices que
podían llegar a ser si se entregaban a ella. Muchos de ellos, que
malvivían vendiendo lo que pescaban y carecían de sueños que
fuesen más allá que llegar a casa para cenar un día más, se
dejaban convencer por su voz y sus encantos... y, en busca de mundos
mejores, en busca de otras vidas, se iban con ella para siempre.
Hoy, el valle del Rin es una zona mucho
más tranquila, ya nadie se deja la vida en esa curva del río y Loreley es sólo el nombre de aquella
roca, ahora coronada por la escultura de una misteriosa sirena cuya
historia poca gente del lugar realmente conoce. Dicen que si hablas
con los habitantes de ciertas zonas del valle, te sorprenderás al
ver que muchos de ellos son incapaces de concebir que exista mundo
más allá de sus propias fronteras. Cuentan que otros muchos saben
que la vida puede ser más feliz fuera de ellas, pero se quedan allí
por miedo de comprobar que sus sospechas sean ciertas.
Y ahora me estoy dando cuenta de que
quizá muchas de nuestras vidas sean justo así.
Quizá vivamos pensando en que un canto de sirena nos pueda hacer
creer en algo más bonito y temamos verlo pasar ante nuestros ojos
sin poder alcanzarlo jamás. Tal vez nada nos haga sufrir más que lo
que no hemos vivido. Puede que el miedo a creer que podemos
ser felices sea más fuerte que el deseo de serlo.
- Life... Life is all
right on the Rhine?
- No, but I know I would have nowhere to go.
- No, but I know I would have nowhere to go.