viernes, 6 de julio de 2012

La única noche


Cuando salieron del restaurante, parecían la mejor pareja de toda la ciudad.

Han pasado varias horas desde la medianoche. Se siente el único hombre despierto del mundo, y quizá lo sea. En el otro lado de la cama, ella. Cada vez que la mira, se pregunta cómo es posible que ahora suene tan leve esa respiración que hace muy poco tiempo lo inundaba todo.

Tal es el silencio de la noche, que alguien ha hecho funcionar el ascensor y el ruido ha sonado como un estruendo por todo el edificio. No ha llegado a despertarla, pero ha murmurado algo en sueños mientras se giraba para colocarse de cara a él. Y ahora él vendería su alma a todos los relojes del mundo por que esta noche se detuvieran para siempre. Es lo más bonito que ha visto en su vida.

Y sonríes sólo durante un segundo o dos.
Y te duermes, y no puedo dormir yo.

Casi treinta grados en la calle y bajo cero en la habitación. No conocía esa sensación. Es el frío del miedo, del futuro incierto, del corazón helándose, de las noches pasando como trenes que esperas toda la vida y jamás vuelven.

Ayer, en su casa mientras repasaba las pocas fotos que tenía de ella, se preguntaba qué se sentiría al cogerla de la mano, a qué olería su pelo, cómo de suave sería la piel de su espalda, a qué sabrían sus suspiros, si sus ojos serían de cerca tan de mentira como le habían parecido todo este tiempo... Cuando amanezca y regrese a casa, habrá cambiado de golpe todas sus preguntas por una sola…

¿Qué será ahora del resto de sus noches?

Me dijiste en la cena: “Mañana se acabó,
esta noche es un regalo y un adiós”.
Nunca volveré a escuchar este ascensor.


La única noche by McEnroe on Grooveshark
  - - - - -

No hay comentarios:

Publicar un comentario