RICARDO VICENTE
Recuerdo aquellos días como si todos hubiesen sido ayer.
Cuando te encontré, fue de una forma tan extraña e inesperada que hoy pienso que aquél fue el mayor golpe de suerte de mi vida. Una simple conversación bastó para que mi primera impresión fuese la de verte tan inalcanzable como esas estrellas fugaces que uno espera toda la noche, pero que pasan tan rápido que al final es imposible pedirles un deseo.
Recuerdo que aquel otoño de 2009 me enganché a dos cosas. A tu existencia y a una extraña canción de uno de mis mayores referentes musicales, Ricardo Vicente. Era una simple maqueta no publicada en ningún disco, no encontraba forma humana de conseguirla, así que decidí tomar el camino más difícil: se la pedí personalmente a su autor, a Ricardo, explicándole que aquella canción estaba marcando esa época tan especial de mi vida y lo importante que era para mí tenerla. Tardó exactamente 14 minutos en contestarme con un email en el que, además, me envió la canción para mí solo, en exclusiva. Cuando le agradecí la enorme cercanía que me había demostrado, me contestó con una frase que nunca olvidaré: Es mejor ser cercano, de cerca se escucha mejor.
Aún hoy da vueltas y vueltas por mi vida una canción, aquélla, que algún día escucharás y que habla de amaneceres, de guardar la memoria en la mesilla, de esas ganas irracionales de llamar tu atención de alguna (de cualquier) manera… Pero, sobre todo, de lo imprescindibles que parecen muchas cosas y lo insignificantes que se vuelven cuando uno se da cuenta de lo que de verdad importa.
Porque te digo la verdad:
hoy estoy bien, mañana mal…
lo que me importa en realidad
es volver a verte.
Hay dos palabras que pueden expresarse de infinitas maneras. Aquella canción, grabada en una maqueta de mala calidad, a fin de cuentas no era más que una forma como cualquier otra de decirlas.
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Parece una mentira, como a veces en la vida nos suceden cosas así, cosas inesperadas y buenas, y nos pasan a nosotros, a personas con nombre y apellido, a personas cercanas y que existen, y a no al amigo del amigo de nuestro amigo, que al final resulta que nadie sabe quién es. Pues sí, también nos pueden pasar cosas maravillosas a nosotros, y cuando menos lo esperamos. Y sabes qué? Que no sólo las cosas malas vienen acompañadas, sino que a veces, las cosas buenas atraen a su vez a más cosas buenas =)
ResponderEliminarQue sigan pasándote cosas buenas. Te lo mereces.
Gracias por seguir aquí, me alegro de leerte y esta historia que nos cuentas es de las que supera a la ficción. Un besito y no pases calor...
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